Monday, May 29, 2006
Los Pies
Los pies.
Amigos lejanos
Maltratados y pacientes sufridores. Incomprendidos e infravalorados. Yo amo a mis pies y me gustan.
Quizás por alejados de la vista, no reciben la misma valoración que las manos y no tiene por que ser la misma. Pero les debemos mas consideración y mimarlos mas, cuando los sacamos de la cárcel de los zapatos.
No es una loa gratuita ni una podo terapia original. Yo adoro los pies bonitos. Son mi estocada secreta, contra apatías y desganas a destiempo. Ya os lo contaré mas adelante, una tarde aburrida, unos cuerpos cansados y hasta un desagraciado contratiempo se puede tornar entrañables, gracias a los pies.
Hay pies y pies. Orgullosos y desafiantes con las uñas pintadas, subidos en tacones con finas tiras que embellecen el empeine. Otros de misionero, resistentes y nervudos en sandalias de cuero, también orgullosos.
Sobre los pies nos hemos elevado de monos a humanos. Los pies son bonitos si los valoramos. Mirar los pies de la imaginária de cristo, fuertes y perfilados, aparte de los clavos que no vienen a cuento.
Yo descubrí que me gustaban los míos, mirando la tele, con ellos sobre un puf y enfrente la TV, con el mando sin pilas y aburrido de levantarme a cambiar los canales. Empecé a alucinar con los artistas que asomaban entre los dedos de los pies y a lamentar no tener los pies prensiles como algunas que conozco y pensando en pies caí en la cuenta de que apenas nos acordamos de ellos.
También me gusta mirar la tele con las botas tejanas, y apuntar a los malos de los programas aburridos. Una mala época la tiene cualquiera, superada esta, había descubierto que amo a mis pies.
Lo que me sorprendió un día de los buenos, fue que al tirar de las sábanas veía dos pares de pies con las uñas pintadas de rojo. Alucinante. No pensé de momento en mis pies desaparecidos, lo que me preocupaba era no haberme enterado ni en sueños, de la fantasía preferida de todo hombre. Y allí sólo estábamos los conocidos, ella y yo.
Falsa alarma, me había dormido mientras ella se retocaba las uñas y me las pintó a mí también. Es que no te puedes fiar “camarón que se duerme se lo lleva la corriente” “agua pasada no mueve molino”.
Quieren que estemos siempre pendientes de ellas para luego decir si les apetece “ay pesado” es difícil el termino medio, sobre todo si lo cambian constantemente. Son muy divertidas, que le vamos a hacer.
Debemos ser agradecidos con los pies y darles caprichos. Nuestros pies soportan todo el peso y en las condiciones más duras. Claro, con algo teníamos que andar, como aquel barbero que preguntó al cliente, si le cortaba las patillas y el cliente que era muy gracioso él, le dijo “y después, ¿qué? ¿Ando con los huevecillos?”. Perdón por la broma.
Pese a que el calzado debe proporcionar seguridad, en ocasiones las mujeres han sido perjudicadas, por un calzado mas vistoso que protector. Afortunadamente la industria del calzado lo tiene muy en cuenta. Y resuelve con éxito todas las exigencias desde las torturadoras zapatillas de bailarina para hacer puntas, hasta las mínimas sandalias de la hipy, con apenas una flor entre los dedos.
Se han hecho aberraciones en los pies contra la libertad. Las manos atadas se refieren a la frustración por falta de iniciativa, pero ” atado de pies y manos” es la falta de libertad total, sin posibilidad de huida. A las mujeres chinas y japonesas les vendaban los dedos doblados desde pequeñas. Con los pies deformados quedaban esclavizadas “en corto”, de por vida.
Y la prensa de la bota malaya que infiere dolor mas allá del martirio, pues no podemos valernos con los pies rotos. Algunos indios americanos hacían cortes en las plantas a sus prisioneros para inmovilizarlos. Esto de los indios falta comprobarlo, lo he visto en una película, pero bueno ya se sabe que una expedición o incluso batallas se han perdido por pies llagados. No sé a que venía, tanto drama.
Los pies muestran nuestra personalidad. En el lenguaje no verbal después de la cara y de las manos y los pies delatan las actitudes y debilidades. Sobre todo son el apoyo de nuestros actos, locomoción y defensa. Hacedores de caminos “se hace camino al andar” alegoría de la vida, lo dijo un poeta. Ingratamente los obviamos, pero nos delatan en posturas y movimientos, aunque los embocemos con calzados y horribles calcetines.
El calzado cambia con las modas, pero cada cual elige dentro de la moda lo que le va bien. Y como que hoy en día hay tanta variedad, en esta elección se advierten las tendencias. Las botas altas del general, los zapatos largos del payaso, el tacón de aguja de la seductora.
Adolescentes e indecisos sexuales en época de reafirmar su personalidad, pueden optar por zapatones, escondidos bajo los pantalones excesivamente largos de pata de elefante. Boys y rambos con botas militares exhibiendo aparente seguridad, para esconder su fragilidad. Etc que no quiero presentar un catálogo de personalidades calzadas.
El refranero da cuenta de esta información. El Fanfarrón, gigante con pies de barro.
El Grosero es un patán, el indeciso tropieza con sus pies, el desconfiado va con pies de plomo, el malandrín tiene los pies ligeros, el obediente va a pies juntillas, el torpe es un patoso. Y otros muchos que me vienen a la mente. El guarro que no se los lava y los pies de cerdo son cosas distintas. Los pies negros (pied noir) no tienen relación con los mulatos, se referían al movimiento de las revueltas de Argel, por su independencia de Francia, pero eso es de otra guerra.
En la cama, perdemos los pies de vista a lo largo del cuerpo y si no se quejan por dolor o por frío, los olvidamos. De pie los cubrimos y amordazamos y les exigimos un buen rendimiento. Extrañamente, aún siendo los apéndices mas extremos y mal tratados, tienen un admirable equilibrio entre sensibilidad y fuerza. Y un poder de recuperación al desgaste, extraordinario.
Volviendo a la sabiduría común. Para describir una emoción muy completa podemos decir...” Lo sentí desde la cabeza a los pies”. Intuitivamente estamos reconociendo que los pies también existen y podemos tener sensaciones placenteras. La complejidad de maniobras instantáneas, necesarias para mantener el equilibrio han desarrollado unos mecanismos de sensores y estímulos, también aprovechables para darnos gustirrininín.
¿Por qué no? En la lucha eterna contra nuestra naturaleza original, vamos avanzando y conseguimos más libertad, para sofisticar las costumbres y perfeccionar nuestros hábitos. Al añadir el placer a la comida nutriente, la llamaremos gastronomía, el que puede permitírselo.
Esta inteligente estrategia también la podemos añadir a otras necesidades primarias y transformarlas en exquisiteces, el que sepa y tenga con quien, pues se necesita cierta habilidad y paciencia y la paciencia entre dos es más divertida.
La habilidad se nos supone, es tópico que los hombres nos hurgamos la nariz en los semáforos y que las mujeres son hábiles digitalizadoras. No es exactamente eso pero, las manos y los dedos intervienen en los masajes.
Por tanto no se trata de darse un gran atracón, el exceso por cantidad es de difícil digestión, eso son banquetes de despedidas de solteros. Si ha de ser exquisito que sea con finura y picoteando platillos gastronómicos de sabores variados. Como el que no quiere la cosa.
Los pies por neutros y poco sospechosos, pueden ayudar mucho a entrar en tema. Ya vais viendo por donde voy.
Nuestros pies dicen muchas cosas en silencio. El diablo no tiene pies, usa patas de cabra unguladas (bestial). Los ángeles no tienen sexo, por eso disimulan los piececillos entre nubecillas (timidez). A Mercurio le ponían alas en los tobillos(sutileza) y en el gorro (inteligencia) y Aquiles tenía el talón flojo (vulnerable). Todos estos fabulosos atributos tienen un significado mítico y bien pensando o pensando simplemente, podemos sacar conclusiones en nuestro favor.
Por ejemplo para empezar. Primero con los ángeles buenos sin sexo, después mostrar el talón vulnerable de Aquiles, para no asustar. Y entra Mercurio con sus sutilezas interesadas. Ya lanzados puede aparecer el demonio desplegando toda sus apetencias lascivas y la potencia del cabrón.
Cuidado con este último, que el diablo es muy machista y puede estropear la fiesta. Sin espantar a nadie, si tiene que salir el rabo, ya saldrá que también los hay simpáticos. Como las ninfas sonrientes del bosque perseguidas por los sátiros que tocan la flauta.
No es por miedo, yo no creo en el infierno, pero por si acaso nos queman el rabo, es mejor que no se nos vea enseguida. Que siempre nos acusan de todas las maldades.
¿Ingenioso verdad? Así con metáforas se entiende mejor. La mayor ventaja es que se puede parar en cualquiera de las leyendas, sin necesidad de completar toda la mitología y quedas como un señor con la dama. Ponerse a los pies de una dama hace de caballero, siempre se ha dicho y juro que funciona.
Hasta las feministas más recalcitrantes, no rechazarían un masaje de pies reconfortante, luego depende de los dioses menores y de sus favores a los mortales. Tendrían que ser muy desagradecidas para no reconocer el mérito y correspondiente premio.
Quitarse las botas después de un traking, o las bailarinas de escalada o los zapatos que aprietan, es un verdadero placer y ya no digamos si les ofrecen un refresco blanco con una ramita de menta. La que lo ha probado, no tardará en insinuar un masajito de pies y piernas. Conviene no resistirse demasiado para que no se desvanezca el deseo y le duela más el orgullo que las agujetas.
Miquel
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